sábado, 26 de octubre de 2013


Esta historia es acerca de un granjero que criaba ovejas y tenía problemas con los lobos. El amaba a sus ovejas y no quería, siquiera perder a una de ellas. Un día los lobos vinieron y el granjero rápidamente tomó su rifle y ¡Pow! Mató a todos los lobos. Al volver su rifle hacia una, sombra, vio a un lobo cachorro acurrucándose a lado de la cerca. El granjero sintió lástima por él, lo cargó y lo puso dentro de su chaqueta y lo llevó a casa.

Pasó el tiempo y el lobo creció. El granjero se encariño con el lobo y siempre lo llevaba para que le ayudara a cuidar a sus ovejas. Las ovejas amaban al lobo también y pensaban que él era uno de ellas. El lobo aprendió a llamar a las ovejas por sus nombres, tal como hacía el granjero. El granjero confiaba en él para que cuidara de sus ovejas cuando él iba al pueblo para comprar suministros.

Un día el cachorro estaba en el campo del granjero y escuchó un ruido en los arbustos. Corrió hacia la cerca y observó a una manada de lobos. Estos parecían estar felices de verlo. Sin embargo el cachorro no los reconoció. Le dijeron uno por uno todo lo que se estaban divirtiendo, corriendo a cualquier lugar que ellos quisieran, haciendo cualquier cosa que quisieran hacer, sin que nadie les diera órdenes. Le invitaron a ir al otro lado de la cerca con ellos. El cachorro pensó en la cerca, él nunca había estado del otro lado de esta. Mientras más escuchaba, empezaba a preguntarse si se estaba perdiendo de algo. Solo le tomó un minuto y entonces se puso a escarbar bajo la cerca y se fue con la manada.

Por tres estaciones él vivió con los lobos. Tenían abundancia de alimento y hacían lo que querían. Era tan divertido que él se sentía alegre de haber tomado la decisión de unirse a la manada. Pero el invierno venía y todos empezaron a sentir hambre. Estaban muy impacientes. Hacía frió, mucho frió en el lugar donde dormían. El cachorro empezó a pensar en el granjero y como él nunca durmió sintiendo frió y nunca había sentido hambre. Pronto él escuchó al líder de la manada anunciando que ya era tiempo de robar algunas de las ovejas del granjero para que pudieran sobrevivir al invierno. El cachorro exclamó gritando: ‘¡No ellas son mis amigas, no las lastimen!’ Pero el líder dijo: ‘Tu eres uno de nosotros y vas a hacer lo que yo diga’.

Todos empezaron a correr hacia la propiedad del granjero. El cachorro los siguió. Pronto llegaron y empezaron a cavar bajo la cerca. El Granjero al oír el alboroto que causaban sus ovejas, tomó su rifle y corrió para proteger a sus ovejas. ¡Bang! …mató a todos los lobos, uno por uno y pronto estaba cara a cara con un lobo que había traspasado la cerca y le exclamó: ‘¡Espera, no dispares! ¡Soy el cachorro que tú criaste! ¡Soy tu amigo! ¿No me recuerdas?’

El granjero lo observó y hasta sintió que olía como los otros lobos. El granjero le dijo: ‘Yo no te conozco’. Así que tomando su rifle le disparó… ¡Bang! …el cachorro murió.

Había silencio en el auditorio, entonces el orador dijo: ‘Hermanos, cuando venga el Armagedón y Jesús cumpla con su papel de ejecutor… ¿Te reconocerá?

¿Decimos creer en Dios pero no cumplimos con sus mandamientos? ¿Nos parecemos tanto a la gente del mundo que hablamos, actuamos, vestimos igual a ellos, que hasta nuestro ‘olor’ sea como el de ellos? ¿Después de haber hecho cambios y habernos vestido de la nueva personalidad nos dejamos seducir nuevamente por este mundo?

Marquemos muy bien nuestra diferencia, no podemos ser como los camaleones adoptar una postura religiosa ante unas personas y ser diferente con otras. Jamás deseemos estar del otro lado de la cerca, fuera de la protección de Jehová Dios, donde se nos alimenta y se nos protege del frió.

Les animo estimad@s lector@s a buscar a Dios y no al mundo.

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