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domingo, 23 de septiembre de 2012

DoRmingo de reflexión: ¿Cómo tener una fe fuerte?

Buenos doRmingos tengan mis estimado@s lector@s, normalmente en este blog publico escritos míos y solo en casos muy contados publico escritos de alguien más ¿Pues que creen? Hoy es una de esas veces. Mi hermana escribió unos temas sobre la fe y los desarrollo como sigue... los dejo con ella, tenemos un estilo muy diferente de escribir pero lo importante es el mensaje.


¿Cómo tener una fe fuerte?



Para muchas personas, tener fe significa creer en algo ciegamente. Por ejemplo, el prestigioso periodista y crítico estadounidense H. L. Mencken definió la fe como “la propensión a creer, contra toda lógica, que sucederá lo improbable”.


Sin embargo, la Biblia no dice que la fe sea una creencia ciega o ilógica. Al contrario, en Hebreos 11:1 se la define como “la expectativa segura de las cosas que se esperan, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen”.

"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve."
--Hebreos 11:1

Para comprender bien en qué consiste realmente la fe, conviene que respondamos a las siguientes preguntas:


  • ¿Qué diferencia hay entre la auténtica fe y una simple creencia ciega?

  • ¿Por qué es tan importante que cultivemos la fe de la que habla la Biblia?

  • ¿Cómo podemos fortalecer la fe?

Una “expectativa segura” y una “demostración evidente”


En los tiempos en que se escribieron las palabras de Hebreos 11:1, el término griego traducido “expectativa segura” era de uso muy común. Solía utilizarse en los documentos comerciales para referirse a una garantía que aseguraba la futura posesión de algo. Así, una obra especializada señala que la primera parte del versículo también puede traducirse de esta manera: “Fe es el título de propiedad de las cosas que se esperan”.


Factura pagadaPodemos ilustrarlo con el siguiente ejemplo. Supongamos que hemos comprado un artículo en una tienda de confianza y estamos esperando a que lo traigan a casa. La factura de la compra es como un título de propiedad que nos garantiza que nos entregarán el artículo. Como resultado, tenemos “fe” en que vamos a recibirlo. Ahora bien, si perdiéramos el recibo, no tendríamos forma de demostrar que el objeto nos pertenece y no podríamos reclamarlo. Pues bien, la fe es como ese recibo, o “título de propiedad”. Si tenemos fe en Dios, tenemos la garantía de que recibiremos todo lo que nos ha prometido. Pero si perdemos la fe, perdemos el derecho a recibir cosa alguna de Dios (Santiago 1:5-8).

"Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos."
--Santiago 1:5-8

En su definición de la fe, Hebreos 11:1 también utiliza la expresión “demostración evidente”. El término original transmite la idea de proporcionar pruebas para demostrar algo contrario a lo que parecen indicar los hechos. Pongamos un ejemplo: el Sol sale por el este, atraviesa el cielo y se pone por el oeste, por lo que a simple vista parece que gira alrededor de la Tierra. Sin embargo, la astronomía y las matemáticas han demostrado que esto no es así y que la Tierra no es el centro del sistema solar. Cuando analizamos esas pruebas y las aceptamos, desarrollamos fe en que es la Tierra la que gira alrededor del Sol, aunque los hechos parezcan indicar lo contrario. ¿Es esa fe una creencia ciega? No, ni mucho menos. Tenemos fe porque las pruebas nos han abierto los ojos a la realidad y han impedido que nos dejemos llevar por las apariencias.


¿Por qué es importante tener fe?


Biblia


Como vemos, la fe que la Biblia nos anima a cultivar es una fuerte convicción basada en pruebas claras, que incluso nos impulsa a cambiar anteriores creencias si es preciso. Y es muy importante que cultivemos dicha virtud, pues el apóstol Pablo afirmó: “No es posible agradar a Dios sin tener fe, porque para acercarse a Dios, uno tiene que creer que existe y que recompensa a los que lo buscan” (Hebreos 11:6, Versión Popular).

"Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan."
--Hebreos 11:6

Ahora bien, puede que, por diversos factores, se nos haga difícil cultivar una fe fuerte.


  • Desarrolle confianza en la Biblia
"Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas."
--2 Timoteo 3:16

¿POR QUÉ PUEDE RESULTAR DIFÍCIL?


Porque muchas personas opinan que la Biblia no es más que un libro escrito por hombres. Hay quienes aseguran que le falta exactitud histórica, mientras que otros la acusan de ser poco práctica, sobre todo en los tiempos que corren.


¿CÓMO DESARROLLAR CONFIANZA EN LA BIBLIA?


En realidad, muchos de los que cuestionan la veracidad o la utilidad de las Escrituras no han investigado el tema por sí mismos. Simplemente repiten lo que han oído decir. Sin embargo, la Biblia señala que “cualquiera que es inexperto pone fe en toda palabra, pero el sagaz considera sus pasos” (Proverbios 14:15).


fe ciega


En lugar de creer ciegamente lo que otros digan, podemos seguir el ejemplo de los antiguos bereanos. Estos cristianos del siglo primero —que vivían en Berea, en lo que hoy es el norte de Grecia— no se limitaban a aceptar la opinión de los demás. Al contrario, “examinaban con cuidado las Escrituras diariamente” para corroborar lo que estaban aprendiendo (Hechos 17:11). ¿Por qué no imitamos su actitud? A continuación veremos dos razones para confiar en que la Biblia está inspirada por Dios. Le invitamos a ‘examinarlas con cuidado’.


La Biblia es exacta en materia histórica. La autenticidad de los personajes y lugares bíblicos lleva años siendo cuestionada. No obstante, las pruebas han demostrado una y otra vez que las acusaciones de los escépticos son infundadas y que los relatos bíblicos son dignos de confianza.


Veamos un par de casos. Hubo un tiempo en que los eruditos cuestionaban la existencia del rey asirio Sargón, mencionado en Isaías 20:1. Sin embargo, en la década de 1840, un grupo de arqueólogos encontraron su palacio y comenzaron a desenterrarlo. Hoy día, Sargón es uno de los reyes asirios más conocidos.


Los críticos también dudaban de que Poncio Pilato —el gobernador romano que mandó ejecutar a Jesús— fuera una persona real (Mateo 27:1, 22-24). Pero en 1961 se descubrió cerca de la antigua ciudad de Cesarea (Israel) una inscripción en la que constaban su nombre y rango.


Hablando sobre la historicidad de la Biblia, una prestigiosa revista dijo: “La arqueología moderna ha confirmado de forma extraordinaria los principales hechos históricos del Antiguo y el Nuevo Testamento, pues ha corroborado las partes clave de la historia de los patriarcas de Israel, el éxodo, la monarquía davídica y la vida y época de Jesús” (U.S.News & World Report del 25 de octubre de 1999). Por supuesto, la fe en la Biblia no depende de los hallazgos arqueológicos. Pero ¿verdad que sería de esperar que un libro inspirado por Dios fuera exacto en materia histórica?


Los principios bíblicos son prácticos en todo ámbito de la vida.


Por ejemplo, mucho antes de que se descubrieran los microorganismos y se comprendiera la forma en que estos propagan las enfermedades, la Biblia estableció ciertas normas de higiene que hasta el día de hoy siguen siendo útiles (Levítico 11:32-40; Deuteronomio 23:12, 13). Además, los consejos bíblicos han ayudado a muchas familias a ser más felices (Efesios 5:28–6:4). Asimismo, quienes se dejan guiar por estos principios suelen ser trabajadores más diligentes o jefes más razonables (Efesios 4:28; 6:5-9). Y algunas personas incluso han visto que su salud emocional ha mejorado (Proverbios 14:30; Efesios 4:31, 32; Colosenses 3:8-10). Es obvio, pues, que los consejos de la Biblia son muy prácticos. ¿Podríamos esperar menos de un libro procedente de nuestro Creador?


¿QUÉ BENEFICIOS SE OBTIENEN?


La Biblia “hace sabio al inexperto” y lo guía en la vida (Salmo 19:7). Además, puede ayudarnos más que ningún otro libro a conocer bien a Dios, que es el siguiente paso para fortalecer nuestra fe.


  • Conozca bien a Dios
"Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero."
--Juan 17:3

¿POR QUÉ PUEDE RESULTAR DIFÍCIL? Porque las creencias populares acerca de Dios son de lo más contradictorias. Muchos afirman que no existe. Otros creen que no es más que una inmensa fuerza abstracta. Y hay quienes dicen que es un ser inteligente, pero no se ponen de acuerdo sobre quién es ni cómo es.


¿CÓMO CONOCER BIEN A DIOS? El apóstol Pablo señaló: “Las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad” (Romanos 1:20). Por tanto, una forma de conocer a Dios es observando las cosas que ha creado. Cuando uno se detiene a contemplar la naturaleza, aprende mucho sobre la sabiduría y el poder del Creador (Salmo 104:24; Isaías 40:26).


No obstante, si uno quiere conocerlo en profundidad, debe hacer algo más: debe abrir la Biblia y leerla por sí mismo. No podemos permitir que sean otros los que nos hagan creer esto o aquello. Debemos llegar a nuestras propias conclusiones. Así lo aconseja la Palabra de Dios: “Cesen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios” (Romanos 12:2). Por lo tanto, es importante que analicemos personalmente lo que la Biblia enseña sobre Dios. Veamos algunos ejemplos.

Dios tiene nombre. Este aparecía miles de veces en los escritos bíblicos originales, y muchas Biblias modernas, como la Reina-Valera, lo mantienen en casi todos los casos. Otras, como la Torres Amat, lo incluyen en varios pasajes, Jehová Dios tiene sentimientos, y nuestras acciones pueden afectarle. Así lo muestra el caso de los israelitas, quienes desobedecieron a Jehová en varias ocasiones pese a que él los había liberado de la esclavitud en Egipto. ¿Afectaba a Dios su comportamiento? Sí, pues la Biblia indica que “causaban dolor [...] al Santo de Israel” y “lo hacían sentirse herido” (Salmo 78:40, 41). Jehová se interesa por cada uno de nosotros. Eso fue lo que indicó Jesús cuando les dijo a sus discípulos: “¿No se venden dos gorriones por una moneda de poco valor? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin el conocimiento de su Padre. Mas los mismísimos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. Por lo tanto, no tengan temor: ustedes valen más que muchos gorriones” (Mateo 10:29-31).

Dios no discrimina a ninguna raza o cultura. Para él, todos somos iguales, pues como les dijo el apóstol Pablo a los atenienses, Dios “hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para que moren sobre la entera superficie de la tierra”. Además, como “no está muy lejos de cada uno de nosotros”, todos podemos acercarnos a él (Hechos 17:26, 27). El apóstol Pedro afirmó: “Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto” (Hechos 10:34, 35).


¿QUÉ BENEFICIOS SE OBTIENEN? No seremos personas que demuestran “celo por Dios”, pero sin basarse en “conocimiento exacto” (Romanos 10:2). Si conocemos lo que la Biblia realmente enseña sobre Jehová, nadie podrá engañarnos. Solo así lograremos ‘acercarnos a Dios’ (Santiago 4:8)


  • Averigüe la verdad sobre Jesús
"Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna."
--Juan 3:16

¿POR QUÉ PUEDE RESULTAR DIFÍCIL? Porque la gente opina muchas cosas distintas sobre Jesús. Algunas personas aseguran que en realidad no existió. Otras afirman que no fue más que un hombre normal y consideran imposible que haya resucitado.


¿CÓMO AVERIGUAR LA VERDAD SOBRE JESÚS? Podemos imitar al discípulo Natanael.* (o Bartolome como se le llama en los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas) Cuando su amigo Felipe le contó que creía haber encontrado al Mesías —“a Jesús, hijo de José, de Nazaret”—, no creyó sus palabras sin más. De hecho, preguntó: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”. Entonces, Felipe le dijo: “Ven y ve”. Así que Natanael fue a comprobarlo por sí mismo (Juan 1:43-51). Para averiguar la verdad sobre Jesús, nosotros también debemos analizar las pruebas personalmente.


Pruebas históricas de que Jesús fue una persona real. Josefo y Tácito, dos prestigiosos historiadores no cristianos del siglo primero, hablaron de Jesucristo como un personaje real. Por ejemplo, al narrar el episodio en que el emperador Nerón culpó a los cristianos del incendio de Roma en el año 64, Tácito escribió: “Nerón presentó como culpables y sometió a los más rebuscados tormentos a los que el vulgo llamaba cristianos, aborrecidos por sus ignomi[ni]as. Aquel de quien tomaban nombre, Cristo, había sido ejecutado en el reinado de Tiberio por el procurador Poncio Pilato”.


Cierta enciclopedia comentó lo siguiente sobre las referencias históricas procedentes de los siglos I y II: “Estos relatos independientes demuestran que en la antigüedad ni siquiera los opositores del cristianismo dudaron de la historicidad de Jesús, que comenzó a ponerse en tela de juicio, sin base alguna, a finales del siglo XVIII, a lo largo del XIX y a principios del XX” (Encyclopædia Britannica, edición de 2002). Y el periódico The Wall Street Journal publicó lo siguiente en 2002 en un editorial: “La mayoría de los eruditos, salvo algún que otro ateo, ya aceptan que Jesús de Nazaret fue un personaje histórico”.


Pruebas de la resurrección de Jesús. Pensemos en lo que sucedió cuando Jesús fue arrestado. Sus compañeros más allegados lo abandonaron. Hasta Pedro, su amigo, se atemorizó tanto que negó conocerlo (Mateo 26:55, 56, 69-75). Todos sus discípulos se fueron dispersando (Mateo 26:31). Sin embargo, poco después de la muerte de Jesús ocurrió algo que los impulsó a reanudar su actividad cristiana con valentía. Pedro y Juan, por ejemplo, pudieron enfrentarse sin ningún temor a quienes habían maquinado la muerte de su Maestro. Era tan fuerte la motivación de los discípulos que difundieron las enseñanzas de Cristo por todo el Imperio romano. Estaban dispuestos a morir antes que a traicionar sus creencias.


¿Por qué ese cambio radical? Una de las razones fue que muchos discípulos pudieron ver con sus propios ojos a Jesús resucitado. El apóstol Pablo indica que, luego de ser levantado de entre los muertos, Jesús “se apareció a Cefas [Pedro], entonces a los doce. Después de eso se apareció a más de quinientos hermanos de una vez”. Cuando Pablo escribió estas palabras, la mayoría de los que vieron a Jesús resucitado seguían vivos (1 Corintios 15:3-7). Si hubieran sido solo un par de personas las que aseguraban que Jesucristo había vuelto a la vida, seguramente a muchos les habría costado creerlo (Lucas 24:1-11). Pero tratándose de 500 testigos oculares, las pruebas eran concluyentes.


¿QUÉ BENEFICIOS SE OBTIENEN? Quienes ponen fe en Jesús y obedecen sus mandatos reciben el perdón de los pecados y mantienen limpia la conciencia (Marcos 2:5-12; 1 Timoteo 1:19; 1 Pedro 3:16-22). Y si llegaran a morir, tienen la esperanza de volver a la vida, pues Jesús promete resucitarlos “en el último día” (Juan 6:40).


  • Aclare sus dudas
"Hombre de poca fe, ¿por qué cediste a la duda?"
--Mateo 14:31

dudas¿POR QUÉ PUEDE RESULTAR DIFÍCIL? Incluso algunos discípulos de Jesús tuvieron dudas en ocasiones (Mateo 14:30; Lucas 24:36-39; Juan 20:24, 25). De hecho, la Biblia dice que la falta de fe es “el pecado que fácilmente nos enreda” (Hebreos 12:1). Y el apóstol Pablo declaró: “La fe no es posesión de todos” (2 Tesalonicenses 3:2). Claro, eso no significa que haya personas incapaces de cultivarla. Lo que ocurre es que muchas no hacen nada por conseguirlo. Pero cuando alguien se esfuerza por tener fe, Dios le ayuda a lograrlo.


¿CÓMO ACLARAR SUS DUDAS? Ante todo, identifique qué asuntos son los que le hacen dudar. Por citar un caso: lo que al apóstol Tomás le costaba creer era que Jesús hubiera resucitado, a pesar de que otros discípulos aseguraban haberlo visto. Él necesitaba más pruebas. Jesús se las proporcionó y, como resultado, la fe de Tomás se fortaleció (Juan 20:24-29).


Jehová Dios nos ha proporcionado en la Biblia las respuestas que necesitamos para disipar cualquier duda. Tomemos como ejemplo una cuestión que ha socavado la fe de muchas personas: ¿es Dios responsable —directa oindirectamente— de las guerras, la violencia y el sufrimiento que hay en el mundo? Veamos lo que dice la Biblia.


Dios no está gobernando a la humanidad. En realidad, “el gobernante del mundo” —como lo llamó Jesús— es Satanás, una criatura espiritual malvada (Juan 14:30). En cierta ocasión, Satanás le ofreció a Jesús “todos los reinos de la tierra” a cambio de que lo adorara. Le dijo: “Te daré toda esta autoridad y la gloria de ellos, porque a mí me ha sido entregada, y a quien yo quiera se la doy”. Ante eso, Jesús respondió: “Está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado’” (Lucas 4:5-8). Como vemos, Jesús no negó que Satanás tuviera autoridad sobre el mundo. Por lo tanto, la culpa del sufrimiento no la tiene Dios, sino Satanás y los gobiernos humanos (Revelación [Apocalipsis] 12:9, 12).


Jehová pronto eliminará el sufrimiento. Dios ha puesto a su Hijo, Jesucristo, al frente de un Reino que va a gobernar a la humanidad (Mateo 6:9, 10; 1 Corintios 15:20-28). Y tal como profetizó la Biblia, esta buena noticia se está anunciando hoy por toda la Tierra (Mateo 24:14). Dentro de poco, dicho gobierno eliminará a sus adversarios y acabará de raíz con nuestros sufrimientos (Daniel 2:44; Mateo 25:31-33, 46; Revelación 21:3, 4).


¿QUÉ BENEFICIOS SE OBTIENEN? Según la Biblia, las personas que albergan dudas se parecen a las olas, pues son llevadas “de aquí para allá por todo viento de enseñanza por medio de las tretas de los hombres” (Efesios 4:14; 2 Pedro 2:1). Por el contrario, quienes buscan respuestas a sus preguntas se mantienen “firmes en la fe” (1 Corintios 16:13).

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