La película de la que procedo a opinar es clasificación B15, bien ganado, con un humor muy bruto, políticamente incorrecto, humor negro, escenas un poco subidas de tono y puede resultarle ofensiva si usted es judío, estadounidense, árabe, chino, coreano, libio, palestino, hombre, mujer, niño, blanco, negro, subsahariano, guardaespaldas, inspector de salubridad, actor de Hollywood, trabajador de una empresa petrolera, pastor, cabra, fauno, musulmán, pariente de Osama Bin Laden, miembro de Al Qaeda, vegetariano, soldado, esta en contra del aborto, le gusta Nueva York, gay, heterosexual, representa a su nación en la ONU, profesa alguna religión, no le gusto Borat o le cae gordo Sacha Baron Cohen será mejor que no la vea porque habrá por lo menos un chiste que le resulte ofensivo como mínimo, a no ser que este consciente de que debe verla con humor y no tomarla muy en serio, están advertidos.
El Dictador es una comedia pero también una critica contra los peligros en que cae la sociedad occidental, contándonos la historia de Aladeen, el dictador de un ficticio país árabe y petrolero del norte de África que como cereza del pastel, esta fabricando armas nucleares. Aladeen es un hombre malo, racista, machista, muy rico, con poder absoluto y convencido de que hace lo correcto al mantener oprimido a su amado país, hasta que un día ocurre algo inesperado y lo deja como un irreconocible cualquiera en las calles de Nueva York, su odiada cuna del capitalismo occidental, donde deberá ganarse la vida como cualquier ciudadano y convivir con personas de color, judíos, mujeres trabajando en igualdad y hasta se entera de la existencia de los derechos civiles, mientras a la vez que intenta llegar con los representantes de su gobierno antes de que se firme en su ausencia una nueva constitución que hará posible la llegada de la diabólica democracia a su pueblo.
Esta comedia pretende mostrarnos a la civilización occidental desde otros ojos y hacer critica social desde el humor y chistes políticamente incorrectos pero de situaciones reales y verdades incomodas de la democracia. La película es de esas que te hacen reír con cosas de esas que no deberías reírte pero así pasa.
La película tiene un excelente ritmo y tiene su momento clímax cuando Aladeen tiene una epifanía sobre las "bondades" de las dictaduras y golpea con la dura realidad al espectador que vive en una "democracia".
Debido al humor y tono de la película aconsejo discreción, no acompañarse de menores y evitarla si se es quisquilloso con el lenguaje o según que chistes “pasados de lanza”.
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